Cumplí
con el servicio militar limpiando servicios como integrante del pelotón
de limpieza.
Mi
progenitor tomó conciencia de que yo ya no era un niño y comenzaron
sus resistencias a mantenerme. Su actitud me obligó a tratar de
independizarme. En seis meses de tesonera labor como intermediario no
pude vender ni un solo departamento.
Desalentado,
volví a las bananas, vendiéndolas esta vez al por menor en una feria
callejera. Poco tiempo después me compré un camión para efectuar
fletes en general, sobre todo bananas para no perder la costumbre. Al
mismo tiempo, seguí algunos cursos en distintos cineclubes con la
esperanza de recibirme de director de cine. No alcancé ese título,
pero se despertaron en mí fuertes deseos de abandonar las bananas, los
mercados y los camiones para siempre.
Gracias
a la recomendación de un amigo me incorporé al diario "LA RAZON"
como agente de Relaciones Públicas. Diariamente debía redactar un
informe sobre mis gestiones. Para poder hacerlo necesité practicar
dactilografía con los respectivos dedos índice. Una vez, practicando,
se me ocurrió un gag. Así comenzó mi carrera de autor.
Debuté
profesionalmente en 1964 escribiendo un show para TV y dejé "LA
RAZON" de lado. Al año siguiente se inició también mi carrera
matrimonial: empecé a casarme.
Un
día, aterrorizado ante la idea de tener que emplearme en una oficina
para ganarme la vida, se me ocurrió la idea del empleado ejemplar que
un lunes, harto de la rutina laboral, decide quedarse en la cama
haciendo fiaca. A fines de 1967 triunfé con la obra y caí derrotado en
mi primer matrimonio. Más no me dí por vencido y en 1968 me casé
nuevamente para siempre. Al mismo tiempo comenzó mi lucha para
demostrarle a todo el mundo que yo no era solamente el autor de "LA
FIACA". Pasó el
tiempo, escribí otras obras y guiones que funcionaron bien, obtuvieron
premios, se representaron en el exterior, etc., pero con lo que más se
me identifica es con “LA FIACA”. Y con “MI CUÑADO”, lo más
famoso
que escribí para la tele argentina.
Reaparecí
como actor pero no como niño aunque haciendo de niño. Les explico: me
había separado de mi segunda pareja para siempre y para siempre me uní
a la tercera, una actriz con la que escribí y actué en dos espectáculos
experimentales y en “COMO SER UNA BUENA MADRE”, donde hicimos de mamá
e hijo durante años en varios países. Mi mujer me tuvo de hijo. Hasta
que me rebelé, nos separamos por supuesto para siempre y quedé
"EN CAMISETA", título de mi primer espectáculo unipersonal.
De
mi segundo matrimonio me quedó un hermoso recuerdo que se llama Laura y
hoy tiene 34 años.
Con
mi actual pareja hace
20 años que
NO
estamos juntos para siempre y
tenemos una hijita de
10 que se llama Tamara.
Mi mayor orgullo profesional: a lo largo de mi
carrera pedí
dinero prestado sólo dos veces. Y lo devolví.
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