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DE
PERSONAJES ALTOS, IMPOSIBLES
Una vida desvariada No
apuesten por mí esta noche Es inútil aventajar a los ángeles Es
inútil asomarse a un patético mundo y escribir una preciosa canción No
hay destrucción posible en medio de esta niebla opaca Ni
más fascinante lugar No
asistan al entierro del cisne con el crepúsculo en los hombros No
festejen esta noche mis predicciones tumultuosas He
perdido el Destino He
enterrado la Gloria en un desolado paraje No
pierdan sus plumajes conmigo no
sabría qué hacer con ellos y
malgastaría esta fantástica oportunidad Ha
pasado muy rápido el ojo por los días y
no ha visto la necesaria realidad Les
dejaré del otro lado del paisaje las
descoloridas hilachas de un modesto relato y
me retiraré a descansar. El jeroglífico Es
inútil atrapar un poema con palabras. El
poema está en otra parte, no en sus palabras. Otra
parte que nunca atravesó las fronteras sigilosas. Nunca
bailó provocativamente en páginas impresas. Nunca
regresó del bosque original. Ni
nunca partió del puerto fúnebre. Lo
que queda atrapado es solamente el
jeroglífico de un gesto vano desgastado
por las circunstancias. Lo
que queda atrapado es el poeta como
una mariposa contra los cristales. Incinerarán
bosques perfectos Es
una mala imagen Porque
no hay una
verdadera
realidad
incinerada Son
sólo palabras. ¿Y
qué son las palabras sin una realidad incinerada? Sin
embargo hubo poetas que
incineraron bosques perfectos y
los incineraron tanto que
toda la verdadera realidad fue incinerada. Si
este poema dijera algo si
al menos no dijera nada Pero
quedarse en el medio es
ahogar el silencio con palabras y
no escribirlo definitivamente es
ahogar las palabras Ojo
mío: no mires dos veces
para ver mejor Ojo
mío: no intentes describir la trayectoria de una estrella
Como un circuito cerrado.
No llenes de pequeños cajones la inútil memoria.
No veas lo evidente más que como algo tardío. Ojo
mío: no mires para atrás
en el momento de soñar
porque concebirás lo conocido
y lo creerás original. Ojo
mío: si has visto cenizas
donde otros han visto árboles
o has visto victorias
donde otros describían derrotas
no intentes descubrir el error Ojo
mío: si has visto cenizas
donde otros han visto árboles
o has visto victorias
donde otros describían derrotas
no intentes descubrir el error.
Cenizas hubo que fueron árboles
Y derrotas que parecían ser victorias. El profeta Como
Moisés en el desierto atravesarás
mi corazón extendiendo hacia el cielo las
palmas de las manos y
sobre ellas lloverán fuegos dormidos y
canciones que esparcirán con una vehemencia inesperada, y
bellas profecías que
muchos siglos después serán comprendidas. Y
yo te miraré pasar en
esta única ocasión que me fue dada para
presentir o desechar las
magnolias que perfumaron esos días felices, las
risas que inundaron las tranquilas aguas, los
rituales encuentros en los que escarbábamos la
corteza terrestre buscando
en el subsuelo la piadosa mirada de la especie. De personajes altos, imposibles Tengo
miedo de despertarme una mañana y
no tener ya nada que sacar de mi galera, ni
personajes altos, imposibles, ni
colores que viajan o que vuelan, ni
imágenes sombrías, ni
balazos certeros en el rostro del miedo. Tengo
miedo de despertarme una mañana y
hundirme en el yo mismo de mi pena. Concierto No
fui yo quien golpeó las
teclas de este piano para
que estallara con la triste luz mi fatigada cabeza. No
fui yo quien desvariaba hace dos siglos en
la solemne borrachera de una sala contagiada
de acuciantes mareas. Nunca
destruí esas partituras Nunca
quemé mi vida al borde pálido del abismo de un piano por
arrancarle una sola ráfaga al mundo, una
sola tentativa que contuviera todo mi vértigo y
toda la muerte como
en un vasto reino de cenizas. No
soy yo quien ahora llora por amores perdidos en
ciudades donde la nieve lo cubre todo. No
soy yo la que comparezco inútilmente ante ese público que
espera la misteriosa ejecución de mis manos. |
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