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| Sobre "EL HOMBRE DEL CORAZÓN CAÍDO" El hombre está solo o tiene el corazón caído. Vive la soledad y el desamparo de un mundo que le es hostil. Un mundo donde es un marginado o un muerto sin sepultura, como dirá Jean Paul Sartre. Esta es la significación, la tesis desoladora de los relatos que integran El hombre del corazón caído, de Enrique Medina. Vidas que van y vienen, arrolladas por el interés o la fatalidad. O por esa muerte que acecha desde una ventana o un baldío en el que se pudrirán los huesos o crecerá el derrumbe definitivo. Esas vidas que existieron o se deslíen, vidas marcadas que Medina ha tomado del entorno o de la crónica para exhibirlas en una antología del Apocalipsis. Observador y creador minucioso, nos apabulla, por ejemplo, en "Los postulantes" (lo mejor del libro), cuando vemos mendigar un puesto o una ocupación a los que se desangraron en la guerra de las Malvinas, y hoy solo son sombras del heroísmo que todos olvidaron o nadie entiende. El intenso dramatismo de este relato instaura el simbolismo del corazón caído que el autor había elaborado para el personaje de otro relato (el epónimo) que no lo merecía. Porque si hay alguien con el corazón caído, ese alguien se bautizó heroicamente en una contienda desigual en la que el vencedor conocía de antemano su ineludible victoria. Al lado de esos combatientes que viven en el desamparo hay otras existencias, otras marginaciones dictadas por decreto como en el caso de Rushdie: "Salman Rushdie: un libro, una vida. O como ese sereno que en "La venganza" se convierte en basura. Continuación de los significantes de un libro anterior (Desde un mundo civilizado), En "El hombre del corazón caído" reúne, en parte, la labor desplegada por Medina en un medio periodístico. Y en ambos casos esta labor fue la de un descenso en las situaciones "in extremis", con el lenguaje peculiar de sus protagonistas o con el atuendo y la soberbia de los que se han jugado a cara o cruz. El autor está presente como ante un inventario de los hechos. Lo que tilda en su lista interminable es lo que ha sucedido realmente en el mundo de la soledad y la marginación. Juan Jacobo Bajarlía, CLARÍN, Buenos Aires, 20-IX-1990 |
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