|
| Sobre "STRIP-TEASE" "STRIP-TEASE" de Enrique Medina es una de las más audaces novelas llegadas desde la Argentina. El autor, un literato autodidacto, ha publicado cinco libros desde 1972. Su primer trabajo, una novela autobiográfica, LAS TUMBAS, fue muy polémica y, para muchos lectores, el primer encuentro, en la literatura seria, con la escatología y la degradación de la dignidad humana existente en los denominados "reformatorios" para adolescentes. El título de la novela es tan ilustrativo hasta el punto de no necesitar aclaración. Su trabajo siguiente, SÓLO ÁNGELES, fue prohibido junto con THE BUENOS AIRES AFFAIRE de Manuel Puig, ambos publicados en 1973. Por su novela, Medina se vio enfrentado a cargos criminales por obscenidad. STRIP-TEASE es un valiente y trascendental trabajo por un buen número de razones. En primer lugar, ejemplifica la determinación de Medina de usar un lenguaje riesgoso y denunciar circunstancias de la conducta humana francamente repugnantes, repugnantes no sólo porque ofenden todo sentimiento razonable de decencia sino también porque esas circunstancias violan rígidos tabúes sociales. En última instancia, porque las referencias a ciertas prácticas sexuales, tanto en el vocabulario como en el relato, ofenden la pusilanimidad argentina. El contexto en el que esta sexualidad está colocada –el degradado espectáculo del strip-tease, los desesperados individuos que intentan la gratificación sexual en la contemplación masturbatoria del lejano objeto de sus deseos, con todo el fetichismo que lo acompaña; la explotación del sexo por razones comerciales y veniales; los medios por los cuales los frecuentadores de estas desgraciadas casas del burlesque son destruidos por disturbados psicóticos pervertidos; la moralidad ortodoxa y el tempestuoso apiñamiento que semejantes personajes engendran; la humillación de las "ejecutantes" que no solamente deben exponer su carne sino también que están obligadas a ser el deteriorado objeto del más desenfrenado desprecio de sus "fans"- está presentado con una retórica novelística calculada para deprimir y rechazar (exasperar, sublevar) al más endurecido de los lectores. Lo mismo que con los escritos de Sade, aquí no puede existir el "placer del sexo", según Barthes. En resumen, la sexualidad en la novela de Medina, la búsqueda de la iniciación sexual y su culminación en los espectáculos de strip-tease de Buenos Aires por un joven provinciano, es presentada de tal manera que el mismo sexo se convierte en un fenómeno revulsivo y vejatorio. Ninguna alegría libidinosa ni obscena tiene cabida tiene cabida en los personajes de Medina ni en los deseos que los habitan. La segunda vía por la cual STRIP-TEASE se convierte en una novela audaz (osada), es porque introduce temas que desmitifican a Buenos Aires. Mientras mucha literatura ataca los comunes mitos sociales y culturales de la Argentina y su "cabeza de Goliat", Buenos Aires, ("The Buenos Aires affair" trata con implicaciones psicológicas la represión sexual de la moral victoriana en Argentina; y "Rayuela" de Cortázar ataca el mito de la cultura europea y de París, tan fuertemente arraigada en las clases media y alta), el texto de Medina es sin dudas el más fuerte de todos ellos por la elección de los símbolos y la acción y elaboración de ellos transformados en un ataque a la vida porteña. Está claro que no es cuestión de sub-vida en el sentido de vida en el más bajo nivel social y moral sino de un sistema de valores que están degradados con relación a la moral establecida, a los valores de dignidad humana aceptados por los que se sienten atraídos, aparentemente "sólidos" ciudadanos. Los personajes de la novela no son la hez de la sociedad sino individuos "regulares" que se sienten fascinados por el espectáculo del strip-tease debido a profundas razones que tienen que ver con la formación psicológica y su propia conducta, y no por un contexto social y cultural particular. Además se nota que Medina no se conforma con denunciar el sexo o a ciertas singularidades del deseo sexual. Su ironía y su dolorosa denuncia se enfocan sobre ciertas manifestaciones de conducta sexual, sobre ciertas descargas de pasión sexual normal que son justificadas en una sociedad represiva. Desde un punto de vista, los personajes son extraídos del strip-tease porque ofrecen la oportunidad de expresión del deseo sexual prohibido por la sociedad. Desde otro punto de vista, el deseo sexual normal debe ser canalizado hacia formas degradantes y corrupción que la sociedad acepta: si usted quiere tener otro sexo no aprobado por la reprimida expresión de los standards religiosos y sociales que prevalecen, sólo puede tenerlo en una forma degradada, circunstancia, que, a su vez, engendrará deseos sexuales degradados. La samba carioca puede ser elocuente testimonio de referencia para la alegría erótica del brasileño, el tango argentino es elocuente para mostrar, en una circunstancia distinta, cómo el sexo "recto" se convierte en mórbido y peligrosamente destructivo. Esto puedo parecer un fácil cliché cultural pero es indicador del espantoso contexto que Medina describe. Hay, entonces, en la novela el decidido intento de revelar la horrible cara que presentan los valores culturales de la Argentina, la pintada máscara de siniestro y pervertido deseo contra la pulida máscara de la inocente corista como símbolo turístico de la Argentina (específicamente el horrible rostro que ilustra la tapa de la novela y el retozón pero ingenuamente halagüeño rostro de la contratapa). En tercer lugar, STRIP-TEASE es chocante en lo concerniente al uso del lenguaje callejero, especialmente en cuanto es un registrador de obscenidades sexuales, de las funciones fisiológicas, y de su combinación que es por sobre todo la preocupación de degradación sexual como la dominante manifestación del malestar social de la Argentina y con su descripción como principal vehículo para su proceso desmitificador. Pero, en su más concreto asunto, el lenguaje, se degrada en la novela, junto con el joven protagonista (que narra su historia en primera persona), se asimila más y más al pequeño mundo del espectáculo de strip-tease y el símbolo cultural que él manifiesta. Como esos psiquiatras que estudian los defectos lingüísticos como una abierta clave de subyacentes disfunciones mentales, Enrique Medina utiliza expresiones lingüísticas degradadas -ambos en el sentido de lenguaje tabú "inadecuado", tanto como expresiones de pronunciación defectuosa- como un correlato objetivo de ambos, de la corrupción absoluta de los habitués del strip-tease y la creciente degradación del iniciado narrador: el inocente y frustrado joven provinciano que se mueve desde el comienzo hacia la obtención del pleno adoctrinamiento en los misterios de la cultura "alternativa" que él adopta como la verdadera expresión de su ser (mirar la agonía producto de un ataque al corazón de un viejo contemplador mientras se masturba en presencia de una gigantesca vedette de cincuenta años), su lenguaje va decayendo hasta ser sólo un murmullo siniestro como el del final: "vengo en busca de la muerte". La degradación del lenguaje, se vuelve al fin, desintegración lingüística, lo que queda bien ejemplificado en el largo capítulo de las técnicas masturbatorias, como parte de la idea de iniciación dentro de la confraternidad de adoradores del strip-tease. En este sentido, la escritura de la novela es excepcionalmente afortunada y exige un verdadero análisis de la subversión del lenguaje como el inmediato corolario de la subversión de los valores sociales. Esto también se nota por la incorporación -y deformación- de palabras y frases de "prestigio" de lenguas extranjeras (Ej.: el mismo título), este es también un aspecto significante de la escritura de la novela. Finalmente, la novela de Medina sorprende en el sentido de una DIVINA COMEDIA negra. Intertextualmente, el novelista ha adoptado el desarticulado plan narrativo de detalles específicos y diseños escatológicos del poema de Dante; el joven inocente en un viraje de su vida, el descenso a un bajo mundo (el de los sótanos de strip-tease del bajo de Buenos Aires, como las cloacas de la novela de Sábato, que es también, en parte, una adaptación de la obra de Dante), la presencia de una saludable y verdadera guía de conocimiento, la búsqueda de un ideal casi imposible de alcanzar, la contemplación de la condición humana tal como aparece en los afectos y conflictos de sus compañeros de viaje, la primera persona narrativa –a veces inocente, a veces cínica o profunda en su ojeada retrospectiva-. Y sin embargo, el narrador "yo" como la voz de una aterradora repugnante, patética figura de Don Nadie, es toda una acomodación invertida de lo trazado por Dante, una de las grandes obras narrativas de las culturas oficiales y de la mítica cultura occidental. Pero por sobre todo, los caracteres que se describen en STRIP-TEASE merecen su estudio y hacen de la novela de Medina, uno de los más sorprendentes trabajos llegados de la literatura argentina contemporánea. David William Foster, AMERICAN HISPANIST, Usa, Noviembre-1976 Enrique Medina, el lúcido autor de Las Tumbas, nos propone en Strip-tease, un mundo lacerante al que se nos hace difícil dar crédito. Fluctúa entre lo literario y lo escatológico; aquello puesto por el autor, esto –según un prefacio brevísimo- dictado por un personaje real que acudió a su casa para contarle una historia que es el material de la novela. Medina cuenta con ese don suyo de observador y no ahorra ingenio. Desmenuza un submundo asentado en los espectáculos de baja estofa y va integrando personajes como en una novela de la picaresca española. El entorno, la entrada a ese espectáculo que es observado por el protagonista con una enfermiza asiduidad, está dado en los sucesos de Buenos Aires. Del Buenos Aires cotidiano de un par de años atrás que tanto material para el asombro nos ha brindado. Así, como un fuerte machimbre, va juntando las piezas hasta darle una diabólica, siniestra consistencia. Y mientras pinta la soledad de los que buscan satisfacciones desde la platea, desmenuza las miserias humanas de los que están en el escenario. En una olla podrida, casi asfixiante, sin atisbos de salida, se sumergen los sueños, el desamparo, la animalidad. ¿Testimonio? ¿Ficción? ¿Baja sexualidad? No admite rótulos. El libro se acepta o se deja. No acepta ambigüedad. LA TARDE, Buenos Aires, 10-IV-1976 Obsesiva, caótica, compulsiva, esta última novela del autor de Las Tumbas y Sólo Ángeles, es una máquina infernal nacida de un acto de vehemencia, una máquina movida a impulsos interiores y alimentada con palabras desaforadas, pensamientos sueltos y deseos de acción, una máquina que trata de alcanzar, a fuerza de amor, los propósitos de su inventor "de ajustar cuentas con la realidad" y se convierte en un elemento cuyo infierno interior contamina la vida sin comprometerla. CLAUDIA, Buenos Aires, Marzo de 1976 "Creo que el hombre se yergue necesariamente sobre sí mismo y que no puede reconocerse, que no puede amarse hasta el final, si no decide ser objeto de una condenación". Con estas palabras de Georges Bataille, Medina pareciera advertir al lector sobre los riesgos de una interpretación demasiado literal de os antros abominables que describe en su nueva novela Strip-tease, edificada en torno de un tema escabroso que se sostiene merced a sus procedimientos narrativos. Pero más fundamentalmente, quizá, por la identificación del crudo realismo exterior, o exhibicionista, con cierto macabro simbolismo –hay un "leitmotiv" aferrado fervorosamente a la imagen fatal de Salomé-; por la asociación de brutales actos de erotismo, con la voluntad de autoaniquilamiento –consciente o inconsciente- de quienes los ejecutan. Más de quinientas páginas dedica Medina a descubrir y poner de manifiesto despiadadamente las abyecciones de un submundo porteño, donde determinadas prácticas sexuales, que un reciente documento pontificio califica de "grave desorden", se cumplen con la regularidad de un rito. Están los veteranos para quienes el vicio no posee secretos, y están los que se inician y deben pasar por humillantes pruebas antes de ser admitidos en la siniestra cofradía formada por seres que sólo parecieran vivir –en su vano intento de alcanzar lo absoluto- para poder asistir, hasta el fin, al triste espectáculo de su propia destrucción. Sobre las huellas dejadas por Lautreámont, Blake, Sade, Genet y todos cuantos –incluyendo a Baudelaire, Rimbaud y Proust- comprometieron a la literatura con ciertos oscuros sentimientos de culpa de un mundo donde la diferencia entre el bien y el mal, en el plano existencial, se ha hecho cada vez más confusa, Medina ensaya una forma frenética de escritura, que escandalizará a moralistas y estilistas y desconcertará a quienes buscan en las páginas de Strip-tease –fascinados por el título- meros elementos de frivolidad y pornografía. LA NACIÓN, Buenos Aires, 21-III-1976 |
E-mail: Emedina@argentores.org.ar Espacio cedido por ARGENTORES |