| DOCTOR: ¿Usted es familiar del Sr. Capelletti? AZUCENA: Yo soy su hija, doctor. DOCTOR: ¡Hija! Qué cambiada estás. ¿Te teñiste el pelo? CADENAZO: Este chiste ya lo vi antes. No, doctor, su hija no. La hija de Capelleti es. DOCTOR: Ah, claro. Su hija, la hija de... ja ja ja, qué bueno. CADENAZO: Vamos mal. Doctor ¿Cómo está el señor Capelletti? DOCTOR: Está en terapia intensiva, lleno de tubos y aparatos. Es un asco. AZUCENA: Dios mío. ¿Qué es lo que tiene? DOCTOR: Tiene una enfermedad incurable. AZUCENA: ¿Qué tan incurable, doctor? DOCTOR: Bastante incurable. Es decir, las probabilidades de curarse son más bien... nulas. AZUCENA: ¡No! CADENAZO: No te pongas mal, Azucena. Tenés que pensar que él vivió una vida maravillosa, que trajo a este mundo muchos hijos propios, que mandó al otro mundo a muchos hijos ajenos. DOCTOR: Señores, no tenemos tiempo que perder. Debemos tomar una resolución inmediatamente. En este momento son exactamente las VOZ EN OFF: 15 Horas, 17 minutos. DOCTOR: Exacto. El Sr. Capelletti requiere de una intervención urgente. Su vesícula no funciona bien, tiene la garganta inflamada, los pulmones llenos de flema, casi no oye, no puede hablar, los intestinos han detenido sus funciones, el hemisferio cerebral derecho está suspendido, ¡el hígado! mejor no le cuento, hecho puré está. CADENAZO: ¿Controla esfínteres, doctor? DOCTOR: Eso sí. Gracias a Dios la última vez que me hice pichí en la cama fue a los 10 años, porque estuve jugando con fuego. AZUCENA: Mi padre, doctor. Mi padre, ¿controla esfínteres? DOCTOR: (se tienta de la risa) No, qué va a controlar, si está hecho pedazos. AZUCENA: ¿Y qué origen puede tener esto, doctor? El no estaba enfermo. DOCTOR: Es psicosomático. ¿Tuvo algún disgusto en los últimos 45 minutos? CADENAZO: ¿Usted dice 45 minutos exactos, doctor? DOCTOR: Póngale una hora. CADENAZO: (a Azucena) Estamos hasta las manos. AZUCENA: Sí, doctor. Mi padre se enteró hace 45 minutos de que su hija se quiere casar con un hombre con el que no se puede casar. DOCTOR: ¿Mi hija? ¿Casarse sin mi consentimiento? CADENAZO: Y dale. Su hija no, doctor. La hija de Capelletti. DOCTOR: Claro, claro. ¿Y por qué no puede casarse esta chica? AZUCENA: No lo sabemos. Es un secreto que mi padre guarda celosamente. Imagínese vivir toda una vida con esa incógnita. Si él llegare a morir y nosotros nos casáremos, habríamos de cargar toda la vida con la culpa de que mi padre hubiera muerto y encima nos pesaría la duda de por qué no deberíamos habernos casado. ¿Entiende? DOCTOR: Se cae de maduro, señora. Sería una muerte totalmente inútil. |
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