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EL MAL DE LA PALOMA Momento último Una luz difusa, azul pálido, baña la escena en donde se puede ver a Osvaldo en su lecho de muerte. Su cuerpo esta achicado y parece un muñeco en su cama de juguete asomando su cabeza y los dos brazos fuera de las sábanas. De pie, con las manos tomadas por delante, lo observa Irma, su mujer. Es alta y robusta, se diría a simple vista que muy enérgica y de carácter fuerte. Está atenta a todo movimiento, gesto o últimas palabras que pueda emitir el moribundo. Osvaldo, entonces, comienza a gesticular con el brazo izquierdo, como si quisiera decir algo. Irma rápidamente se adelanta, Osvaldo abre la boca para hablar pero de golpe la cierra y comienza a hincharse como un globo para deshincharse violentamente a través de una fuerte ventosidad que hace que Irma retroceda dos pasos y quede inmóvil. El cuerpo de Osvaldo desaparece de la cama quedando solo su cabeza, ahora de costado, indicando que ha fallecido, y sus manos a ambos lados de lo que fuera su cuerpo. Irma : Ovaldo, ¿te moriste? Las luces bajan hasta el oscuro total. Momento primero En la cocina de su casa está Osvaldo, es un hombre de más de treinta años bastante gordo, algo calvo, de gran nariz aguileña y mirada infantil, comiendo vorazmente un sánguche de jamón y masticando con la boca abierta. Mete el dedo índice en su boca para despegar algún pedazo de pan que quedó entre sus dientes y vuelve al ataque. Osvaldo : (Después de un rato) ¡Irma! ¿Y el mate? (Nadie contesta) ¡Irma! ¿Qué soy yo, el hijo de la pavota? ¿No sabés que si no tomo algo con el sánguche me atasco y me agarra hipo? (Nadie contesta) ¿Que pasa che? ¡Mirá que me estoy esgunfiando, eh! Irma : (Entra apurada) ¡Ya voy, Ovaldo, ya voy! Le estaba dando de comer al canario. (Saca la pava del fuego, sirve un mate y se lo acerca a Osvaldo) Osvaldo : ¡Ufa, con ese canario de porquería! ¡Tiralo a la basura! (Chupa de la bombilla) Irma : ¡A vos te voy a tirar! (Le saca el mate de la mano) Osvaldo : ¡Avisá, che! Traé para acá que todavía no lo terminé. Irma : (Devolviéndole el mate) ¿A ver, qué te hizo el canario? Osvaldo : Canta. Irma : ¿Y vos, con tus palomas? Osvaldo : (Interrumpiéndola) ¿Qué pasa con mis palomas? (Le devuelve el mate) Le falta azúcar. Irma : ¡No tiene azúcar por que el "señor" lo toma amargo! Osvaldo : Lo que sea... Irma : (Busca la azucarera) Y aprendé a comer, que dejás lleno de migas por todos lados..., el piso..., todo... (Pone la azucarera en la mesa) Osvaldo : (Dándole los últimos mordiscos al sánguche. Habla para sí con la boca llena) No deja dormir...(Traga)...ese pájaro. (Después del último bocado queda con la mirada fija, como perdida) ¡Hip...! ¡Carajo!...¡Hip! ¡Irma! Irma : (Corre a buscar un vaso con agua, se lo acerca) Tomá siete traguitos sin respirar que se te pasa. Osvaldo : (Tomando el vaso) Dame. (Irma, con dos dedos le aprieta la nariz para que no respire, este deja hacer y bebe despacio. Después, un pequeño eructo) Ya pasó. (Pausa de satisfacción y sonrisa de Irma. Osvaldo toma el mate. Silencio) Irma : Ya pasó. ¿A que hora querés comer? Osvaldo : A las ocho. Irma : ¿Justas? Osvaldo: Si, sino me agarra dolor de estómago. Irma : ¡Vos, también ...! Osvaldo : Yo también..., ¿qué? Irma : Vos también..., nada. Vos te crees que soy tu sirvienta. Osvaldo : Si no fuera por mí, con quién te ibas a casar vos. Irma : Con cualquiera, menos pretencioso que vos, y que no se crea el rey de la casa. Osvaldo : ¿Yo no trabajo todo el día, acaso? Irma : ¿Entonces? Osvaldo : ¡Que quiero que me atiendan cuando llego a mi casa! Irma : Falta que te dé de comer en la boca. Osvaldo : ¡Avisá, que yo no soy un chico! Irma : Si tu mamá todavía te dice nene. Osvaldo : No te metas con mi vieja. Irma : Te dio de comer en la boca hasta los catorce años, me contaron Osvaldo : (Sin ningún tipo de vergüenza) ¿Y qué? Irma : Que vos no sos mi hijo, sos mi marido. Osvaldo : Si te escucha mi vieja. Irma : ¿Que? Osvaldo : Lo que decís. Irma : ¿Y yo que dije? Osvaldo : Eso..., del hijo y el marido... Irma : ¿Y? Osvaldo : A la final para que me casé yo, si no me atienden. Irma : ¡Yo no soy tu mamá! Osvaldo : Y a mí que me importa. (Intenta salir) Irma : (Atajándolo) ¿A dónde vas? Osvaldo : Al palomar. Irma : ¿Y me dejás el mate a medio servir? Osvaldo : Tengo que varear las palomas. Irma : ¿No las hiciste volar esta mañana? Osvaldo : Si pero vienen tiempos de carreras y tienen que estar en estado, no gordas como están ahora. (La mira orgulloso) ¿Qué te creés? Esto es un deporte, hay que estar preparado. ¡Entrenar!. (Sale) (Se escuchan arrullos y aleteos de palomas, mientras Irma limpia lo que ensució Osvaldo. Habla sola) Irma : ¡Este muchacho! ¿Cuándo va a aprender a comer sin ensuciar? (Canta el canario. Irma deja de limpiar para escuchar. Entra Osvaldo y lo espanta para que se calle) Osvaldo : (Lleva algo en una mano) ¡Fuera bicho! ¡Cállese la boca! Irma : ¡Pico! ¡Tiene pico! Osvaldo : Que se calle igual. (Pone sobre la mesa dos huevitos de paloma) Tengo que separar bien las hembras de los machos y arreglar la división, porque las muy turras se pasan y se ayuntan con cualquiera y terminan poniendo huevos fuera de temporada. Ponelos en una tortilla o dáselos al vecino, que siempre me pide. Total no sirven para nada. Irma : No era que cada huevito de tus palomas valía un montón de plata. Osvaldo : ¡Si señor...! ¡Claro que sí! Pero no de cualquier yunta. Hay que saber seleccionar. Tal macho con tal hembra y no con cualquiera. Hay que seleccionar. Refrescar la sangre. Y si las dejás solas se ayuntan entre hermanos y te salen defectuosos. Irma : O entre primos. Osvaldo : ¿Ves que cuando querés me entendés? Irma : Como tu tío. Osvaldo : ¿Mi tío? ¿Que tío? Irma : El que se casó con tu mamá. Osvaldo : ¿Que decís? ¡Mi papá, se casó con mi mamá! Si te escucha mi vieja te mata. Irma : ¡Vos me dijiste! Osvaldo : ¡Avisá! ¿Que te dije yo, a ver? Irma : Que tu papá y tu mamá eran primos hermanos. Osvaldo : ¿Y? Irma : ¡Que tu papá, es tu tío! (Silencio) ¿Entendés? Como las palomas, pobres bichos. Osvaldo : (Reaccionando) ¡Lo que faltaba! ¡Escuchar a mi señora decir eso, después de todo el sacrificio que hago ! ¡Decirle bichos a mis palomas mensajeras! ¡ Para que sepa, señora, las palomas son mi vida! (Pausa) ¿Y tu canario, qué ? Por como canta parece que los padres eran gemelos. ¡Já...! (Silencio largo y profundo. Lo rompe, aparentando ternura, Irma) Irma : Ovaldo... Osvaldo : Hum... Irma : Ya hace cinco años que nos casamos, ¿no? Osvaldo : (Sin darle importancia) Hace como diez. Irma: Hace diez años yo estaba en Paraguay. Osvaldo: ¿Y? Irma: Que nosotros nos conocimos en Entre Ríos. Osvaldo: ¿Entonces hace más de diez años? Irma: ¡No!. Menos. Primero yo estuve en Paraguay, después volví a Entre Ríos, estuve noviando con..., y después. ¿Cuánto hace que fuiste a Entre Ríos? Osvaldo : Seis años. Irma: Entonces tengo razón yo: hace cinco que nos casamos. Osvaldo: Lo que sea... Irma : Ahí nos conocimos, después noviamos un año y nos casamos. Osvaldo : Pero vos estabas de novia con un desgraciado... Irma : ¡Ningún desgraciado! Era el muchacho más dulce del pueblo. Tenía una mirada como de perro bueno. (Osvaldo comienza a reír) No te rías. Osvaldo : Como no me voy a reír si decís: (Imitándola) "Miraba como un perro bueno". Y el ñato era séptimo hijo varón. (Ríe con más fuerza) Irma : Está bien reíte si querés. Osvaldo : Bien que zafaste del lobisón cuando me conociste. Irma : Para que sepas él era lobo blanco. Osvaldo : Blanco o negro, perro igual el desgraciado. Irma : No le digas desgraciado, que bastante desgracia tenía el pobre. (Reaccionando) Pero yo quiero decirte otra cosa y vos me hacés ir por las ramas Osvaldo : (Burlándose y sin escucharla) Mirá si tenían cachorritos de ovejero alemán. (Parodiando un diálogo) ¡Hola vecina! ¡Que lindo hijito tiene y que peludito! ¿Cómo se llama? Y vos contestabas: ¡Rintintín, y tiene que ver lo travieso que es ! Irma : Vos burlate, pero yo de eso te quería hablar. Osvaldo : ¿De Rintintín? Irma : (Con paciencia) Ovaldo, vení sentate. Escuchame con atención. Hace cinco años que nos casamos y hace cinco años que no pasa nada. Osvaldo. ¿Qué querés decir? Irma : ¡Qué hace cinco años que estamos dale que dale y yo nunca pongo un huevo! Osvaldo : ¡Avisá...! ¿Qué querés decir? Irma : (Conteniendo el grito) ¡Qué quiero poner un huevo..., parir un cachorro... ! (Casi llorando) ¡Mirá lo que me hacés decir... ! ¡Tener un hijo! (Llora profundamente) ¡Pero me parece que vos..., con eso de la sangre, de la misma sangre de tu mamá y tu tío, me parece que vos no podés...! Osvaldo : (Anonadado) ¿Yo no puedo qué? Irma : (Ahogando un grito) ¡Llenarme! (Da un golpe sobre la mesa y rompe los huevitos) Osvaldo : (Retrocediendo) ¿Quién, yo no puedo llenarte...? ¿Yo no puedo...? (Sigue retrocediendo) Ahora bajo las palomas, les doy de comer y después vas a ver si no puedo... (Sale como asustado. Irma queda abatida sobre la mesa) Momento segundo Pasó un tiempo. En la misma cocina está Irma hamacando a un bebé que llora en sus brazos. Irma : ¡Bueno, bueno..., mi bebita chiquita! ¿Que le pasa ahora? ¿Se quedó con hambre?...¿A ver? ¿Se hizo caca de nuevo ? (Mete los dedos entre los pañales y luego los huele) ¡Pero si está sequita! (La da vuelta. La nena sigue llorando) ¿Tiene peditos, mi nenita? ¡Pobrecita...! (La palmea en la cola. La beba de a poco se va calmando) ¡Bueno, bueno..., ya pasó! (Entra Osvaldo, está vestido como de oficina, pantalón y saco de distinto color y camisa sin corbata, todo bastante gastado, le da un beso a la nena, otro a Irma y sigue hacia otra habitación) ¿Ya son las cinco? Osvaldo : (Desde afuera) Cinco y diez. Irma : ¡Ay, desde que tenemos a esta criatura el tiempo pasa volando! (Entra Osvaldo y se sienta en la mesa. Ahora tiene puesto un overol). Tiene peditos. Osvaldo : Eso por que tiene aire en las tripas. Yo te dije: "Esta nena se queda con hambre". Pero vos no me hacés caso. Irma : Tiene peditos, no hambre. Osvaldo : Y yo te digo: "Tiene hambre, por eso tiene peditos". (Irma lo mira sin entender. Osvaldo explica) Si no come del todo, le quedan lugares vacíos que se le llenan de aire y ese aire por algún lado tiene que salir, ¿no?. Bueno entonces yo te digo que si come más, llena esos lugares, no tiene más hambre y no se tira más pedos, ni llora. Y de paso engorda, que está bastante flaca. Irma : ¿Te parece? Osvaldo : Cuando se la mostremos a la gente del barrio va a pensar que no tenemos para darle de comer. ¡Y mi vieja..., ni te cuento ! Irma : ¡Si yo la atiendo de lo mejor! Aunque estoy fuera de práctica. Osvaldo : ¿No era que vos criaste a todos tus hermanos en tu pueblo? Irma : Si, pero hace mucho. Osvaldo : ¿Qué vos sabías muy bien como criar a un chico? Irma : ¡Y claro que sí! (La nena llora de nuevo) Tomá. Tenémela un poco que le preparo una mamadera. (Osvaldo la toma con miedo, como si se le fuera a deshacer en los brazos) Osvaldo : Apurate, que tengo que llevar las palomas a la Sociedad. (La nena llora y Osvaldo la pasea) De paso preparame algo a mí también, que con los nervios que me dio esta nena me olvidé hasta de comer. Irma : Ahora esperate. Ya nos vamos a acostumbrar. Osvaldo : (Paseando a la beba ahora con más confianza. La mira a la cara y le hace morisquetas) ¡Ajó... mi nena, a ver como se ríe mi nenita ! Irma : Es muy chica para reírse. Osvaldo : ¿Y vos que sabés, no decís que te olvidaste? Irma : Hace muecas, pero no se ríe. Osvaldo : (Insiste con las morisquetas) ¡A ver mi palomita como se ríe con...(Duda), papito! (La mira a Irma con sonrisa boba) (La nena llora. Osvaldo se fastidia) Podría haber sido un varón, ¿no? Irma : A vos nada te viene bien. Osvaldo : ¿Y con quién voy a hablar yo, si acá son todas mujeres? Irma : Con tu mamá. Osvaldo : ¡Por suerte existe la vieja! Irma : Ponele el chupete, a ver si se calma un poco. Osvaldo : ¡Venga mi palomita, tome su chupetito! Le podríamos poner Paloma, ¿no? Irma : ¿Otra más? ¿No te basta con las que tenés en el palomar? Osvaldo : Esto es distinto... Irma : Menos mal que te diste cuenta de la diferencia. (Ya preparó la mamadera. Prueba la temperatura, luego le saca la nena de los brazos a Osvaldo) A mí me gusta Sandra. Osvaldo : ¿Sandra? No se me había ocurrido. Irma : ¿Te gusta? Osvaldo : No..., no pega con el apellido. Irma : ¿Y Paloma, sí? Osvaldo : Es como más familiar. Además imaginate: "Paloma Santos" Con ese nombre puede ser cantante o actriz. Pero con Sandra Santos a lo único que puede llegar es a cajera de supermercado. Mejor le ponemos Paloma y se acabó. (La nena llora con fuerza. Irma se apresura a darle la mamadera) De todas maneras tenemos tiempo para pensarlo. Cuanto más tardemos mejor. Irma : Mientras no nos pasemos. Osvaldo : Voy a aprovechar ahora que come, a poner las palomas en la canasta para la carrera de mañana. Irma : Esperá un poco. Vos quedate con la nena, que yo tengo que comprar carne para esta noche. Osvaldo : ¡Ufa! ¿Justo ahora se te ocurre? Irma : ¿Qué querés, que salga a hacer compras con la nena? (Irma le da la nena) Osvaldo : Bueno pero apurate, que no quiero llegar tarde. (Irma toma un almohadón que estaba sobre una silla y se lo acomoda entre las ropas simulando un embarazo avanzado) Irma : ¿Está bien? Osvaldo : Arreglate un poco de este costado. (Irma se arregla) Ahora sí. Ya sabés, no te dieron fecha segura de parto. Irma : Y a mí me decís, si el que siempre mete la pata sos vos. (Va a salir) Osvaldo : ¿No la habrán escuchado llorar los vecinos, no? Irma : Quedate tranquilo que está todo cerrado. (Sale. Osvaldo queda solo con la nena. La mira) Osvaldo : ¡Paloma Santos! Pavada de nombre, ¿no? (Embobado) ¡Cuándo te vea mi vieja! Va a haber que echarla para que se vaya. (Termina con la mamadera y acomoda a la nena en la cunita. De repente el canario comienza a cantar y despierta a la nena que comienza a llorar con todas sus fuerzas) ¡Canario puto! (Sale dejando sola a la nena unos instantes. Se escucha al canario terminar su canto con un estertor. Osvaldo entra nuevamente con aire de satisfacción y trata de calmar a la criatura hamacándola en su cuna) ¡Ya está, no te va a molestar más! (Entra Irma casi corriendo y se sienta en una silla como asustada. Tiene el almohadón de la panza corrido) Irma : ¡Todo el mundo en la carnicería hablando de la nena que se robaron en el hospital! Dos, hasta casi se pelean y el carnicero, que estaba cortando una tira de asado, quiso intervenir y se cortó un dedo, largó la tira por el dolor y salpicó de sangre a la Iris que estaba con el vestido nuevo porque se iba a la casa de los consuegros, pegó un salto y me empujó, la panza se me corrió para un costado, menos mal que alcancé a atajarla y acomodarme, si no... Me tuve que volver sin comprar. Osvaldo : ¿Se avivaron? Irma : ¡Que se van a avivar esas chusmas! Grité, dije que eran contracciones y me vine retorciéndome de dolor. Osvaldo : ¿Entonces? Irma : Nada. Hablaban y discutían..., algunos le echan la culpa al médico que atendió a la madre, otros a la enfermera que pertenecía a una mafia de ladrones de bebés, mientras el carnicero gritaba, puteaba y salpicaba a todos con la sangre que le salía del dedo. (Pausa. Osvaldo queda pensativo) Irma : ¿Que te pasa que te quedaste abriendo la boca? Osvaldo : Estoy pensando... ¿Se creyeron lo de las contracciones en la carnicería ? Irma : Mirá si se lo creyeron, que la Luisa de la otra cuadra, en el medio del despelote me sacó a la calle revoleando la bolsa para abrirse paso y vociferando que me iban a hacer tener a la criatura antes de tiempo y me acompañó hasta la puerta de casa. Todos los vecinos estaban en la puerta. Osvaldo: ¡Fenómeno...! Vos a Paloma la parís en casa, como hizo tu vieja en Entre Ríos. Irma: ¿Qué decís? Osvaldo : ¡Hoy vas a parir! Irma : ¡Estás loco! ¿Que bicho te picó? Osvaldo : Ningún bicho. Hay que abrir todo para que se escuche. (Abre ventanas y puertas) Subite arriba de la mesa. Irma : ¡Yo no voy a hacer eso! ¿Y si alguien nos espía? Osvaldo : ¡Subite te digo! Abrí bien las piernas y empezá a gritar, que vas a tener a Paloma. (Dándole ánimo) ¡Vamos, que va nacer una hermosa criatura de dos kilos y medio! Irma : ( Ya arriba de la mesa) Va a ser sietemesina, no te olvides de eso. Osvaldo : (Sin entender) Si..., si claro... Irma : ¡Ovaldo, hace siete meses que uso el almohadón! La gente lleva la cuenta..., ¿o que te pensaste ?. (Abre las piernas en posición de parto. Inesperadamente comienza a quejarse) ¡Ay, Ovaldo, tengo contracciones en serio! ¡Ay, me duele ! ¡Ovaldo, hay alguien en la ventana! (Se retuerce de dolor) Osvaldo : (Corre a ver si hay alguien) No hay nadie, es pura imaginación tuya. ¡Y grita para que se escuche Irma : ¡Ay, Ovaldo! ¡Ay, la puta que lo parió! ¡Atajalo que va a salir ! (Osvaldo no entiende nada y se desespera) Osvaldo : Pero, ¿qué te pasa, Irma? Irma : ¿Cómo, qué me pasa? ¡Ay, ay, que me vienen las contracciones más fuertes, ay ! Osvaldo : (Entrando en el juego) ¡Preparo agua caliente y toallas limpias ! (Corre a hacerlo) Irma : ¡Apurate que se me sale! Osvaldo : ¡Ya va, ya va! (Osvaldo ya tiene una palangana con agua caliente y las toallas) Ya está todo. Ahora dejame ver. (Se acerca y le abre aún más las piernas) ¿A ver? (Se aleja sorprendido) ¡Está por salir! Irma : ¡Te dije! Dale ayudame. ¿Estás seguro que nadie nos espía? Osvaldo : (Dirigiéndose a la ventana) Y si alguien nos espía se va a enterar de como nace un chico. (Tomando coraje) ¡Dale, vos empujá que yo lo agarro de la cabeza ! Irma : ¡Ahí va, ay, ay! Osvaldo : ¡Fuerza, que ya viene! Irma : (Pujando con fuerza) ¡Ahí va, ahí va..., ahí va...,ayyy! (Irma da el último empujón, Osvaldo saca de entre las piernas de Irma el almohadón manchado con un poco de sangre. La nena llora en su cuna) Osvaldo : (Abrazando al almohadón) ¡Es una hermosa nena! Irma : ¡Y que pulmones! (Osvaldo limpia un poco el almohadón y se lo pasa a Irma, como si fuese una criatura. Irma lo toma y lo acomoda a su lado, Osvaldo, entonces, levanta a la nena, y la muestra como si fuese un trofeo) ¡Salió como escupida! La vamos a criar sanita y gordita como Dios manda. (Hacia la ventana) ¡Y si alguien estuvo espiando que sepa que nació mi hija ! (Llora emocionada. Osvaldo sierra la ventana, se acerca a la cuna y deposita a la nena) Osvaldo : ¿No es un poco grande para sietemesina? (Pausa. Se miran) Irma : Eso ahora no importa. Yo la parí, y nadie lo va a dudar. Osvaldo : Bueno, ahora encargate vos, que yo tengo que avisarle a mi mamá y a los vecinos que nació la nena y de paso llevo las palomas para la carrera. Se va poner chocha la vieja. Aunque todos se deben haber enterado por tus gritos. (Haciendo ademán de salir) ¡Ah, me olvidaba! Se te murió el canario. (Irma se sienta en la mesa y le tira con el almohadón, mientras Osvaldo, saliendo, lo recibe en la espalda) Osvaldo: (Desde afuera, a los gritos) ¡Nació mi hija! ¡Irma tuvo una nena...! ¡Irma tuvo una nena...! (Irma, sobre la mesa llora despacio) Momento tercero Pasaron unos años. Osvaldo esta en la cocina haciéndole mimos a una paloma que tiene en las manos. Por un lateral entra Irma con una caja de cartón que va apilando junto a otras en un rincón. Irma : Desde que te echaron del trabajo no haces otra cosa que estar con tus palomas. (Sale) Osvaldo : (Hacia afuera) ¡Bien que cazaste la guita cuando cobré la indemnización ! Irma : (Entra con otra caja) Sería mejor que te ocupes un poco de tu hija, que ya va a la escuela y vos ni un mimo le hiciste todavía. (Sale) Osvaldo : (Haciéndole cosquillas en la cabeza a la paloma) ¡Avisá, hablás como si yo no la quisiera a la Sandrita! Bien gorda y rosada que está. Irma : (Entra con otra caja y da por terminada la tarea) ¡Listo...! Cuatro cajas de caramelos y cuatro de alfajores. (Contestándole a Osvaldo) En eso tenés razón, gorda está. ¿Alcanzará para una semana ? Osvaldo : Y linda. Todos me dicen lo bien criada que está. Hasta mi vieja me dice. Irma : ¿Que te dice? Osvaldo : (Imitándola) ¡Qué linda que está la Sandrita! ¡Que bien criadita que la tienen! ¡Y que inteligente salió! Esta chocha la vieja. Irma : La nena no le da ni pelota. Osvaldo : ¡Avisá, bien que la abraza y le da un beso cuando le trae alguna cosa para comer ! Irma : El otro día la pateó en los tobillos. Osvaldo : ¡No mientas! Irma : (Enfrentándolo) ¡No miento! Tu mamá le trajo una torta de ricota. Riquísima estaba la torta. La Sandra primero la miró, después fue hasta el espejo, se miró, se acomodó el vestidito, se dio vuelta y de golpe empezó a cagar a patadas a tu mamá que hasta ese momento la miraba con una sonrisa de oreja a oreja. Después se sentó en la mesa y se comió toda la torta. Osvaldo : (Haciéndose el desentendido) No me comentó nada la vieja. (Toma la paloma de las patas y subiendo y bajando el brazo la hace aletear dando la sensación de que vuela en el mismo lugar) ¡Esta era una campeona ! Irma : ¿Y ahora que le pasó? ¿Se le rompió algo? Osvaldo : ¡Ojalá! Si se le rompía un ala o una pata la dejaba como reproductora. Pero no, se tomó la costumbre de pararse en el techo del vecino y solo baja para comer, ya no me sirve. Además va a acostumbrar mal a las otras. (Toma a la paloma del cogote para retorcérselo pero Irma lo impide) Irma : ¡¿Que hacés Ovaldo?! Osvaldo : ¿Cómo que hago? Le retuerzo el cogote. Si no sirve para nada. Yo no engordo bagres. Irma : ¡Acá no, animal! Descogotala en el patio, que me ensucias todo. Osvaldo : ¡Ufa, vos y la limpieza! (Sale y en unos segundos vuelve a entrar con la paloma muerta en la mano) Dásela al vecino para que se haga un puchero. (Irma la toma de las patas y la pone sobre un plato) Era hija de una de las mejores yuntas, pero, que se le va a hacer pasa en las mejores familias. ¡Y yo que me desvivo por ellas ! (Pausa) ¿Y la Sandrita, dónde está que hace rato que no la veo? Irma : Está en el baño haciendo caca. Osvaldo : Tarda mucho. Irma : Si. Osvaldo : ¿Le llevo un alfajor? Irma : Llevale. (Saca uno de la caja y se lo da) De maicena y dulce de leche. De chocolate no por que le puede sacar granitos. Tomá. Osvaldo : (Toma el alfajor y sale) ¡Sandra, Sandrita! ¿Está haciendo caca, mi palomita ? ¡Coma un alfajor que le trajo su papi ! Irma : (Saca algunos alfajores y caramelos de las cajas y los acomoda sobre la mesa) Algunos de chocolate..., otros de maicena..., y bastantes caramelos para reponer en el quiosco. Ya está. (Detiene sus movimientos como para escuchar) ¿Me pareció o sonó el teléfono ? ¡Justo ahora! (Atiende) ¡Hola...! ¿Quién habla?......¡Ah, ¿cómo le va, mi suegra ?...Me alegro......Bien, está en el baño.......... la casualidad seguramente, siempre que Ud. llama está haciendo caca... pero... no, no está descompuesta... ¿Ovaldo? También está en el baño...... Le fue a llevar un alfajor. Para que se alimente, como hace tanta caca uno piensa que...¿Que se parece a mi ? ¡Y claro que se pare ce a mi, para algo soy la madre, ¿no?... ¿O Ud. lo dudó en algún momento ?... ¿Cómo, que me está diciendo mi suegra ? No le voy a permitir por más madre de mi marido que sea. Ni yo ni mi familia somos ningunos cagones. Para que sepa, el otro que se la pasa la mitad del día en el baño es el Ovaldo...¡Hola..., hola ! ¡Me cortó! ¡Vieja de mierda! (Cuelga. Entra Osvaldo) Osvaldo : ¿A quién puteás, che? Irma : (Sorprendida) A nadie. Llamaron por teléfono y cortaron. Osvaldo : Raro, no lo escuché. Irma : Tiene el ring bajo. Osvaldo : La nena quiere otro alfajor. Irma : ¡Se lo llevo yo...! (Toma un alfajor y sale rápido) (Osvaldo desenvuelve otro y prácticamente se lo traga) Osvaldo : (Con la boca llena) Esta mina está loca, putea sola... ¡Cómo le gustan a la Sandra los alfajores! ¡Ja!. (Grita hacia afuera) ¡Irma !...Voy a abrir el quiosco, que ya es tarde. (Prepara algo de la mercadería de las cajas para llevársela) Cuando termines vení a reemplazarme que tengo que curar una peste que tengo en el palomar. (Irma entra antes de que salga Osvaldo) Irma : No te molestes que voy yo. Vos ni los precios sabés Tardás demasiado fijándote en la lista. (Toma la mercadería que Osvaldo tiene en los brazos) Mejor vos atendé a las palomas. Osvaldo : Me trajo una peste una que se coló en la bandada. Si no las curo no voy a poder correr. Irma : Ovaldo, ya te dije mil veces que las que corren son las palomas, no vos. Osvaldo : ¡Avisá... ! ¿Que sabés vos de colombófila ? Las minas no saben nada de deportes, no se para que te hablo yo. Y para que sepas las palomas vuelan, pero el que corre soy yo. ¿Entendiste, giluna ? Irma : ¡Lo que yo entiendo es que vas a terminar enfermo vos de tanto andar entre plumas ! ¡Te va a agarrar no se qué, mirá! Osvaldo : ¿Cómo te tengo que explicar que no es contagioso para lo humano, que las palomas son mi vida y que no me voy a enfermar ? Irma : ¡Cuándo te pase algo te vas a acordar de mí ! Osvaldo : ¡Má, dejame tranquilo que tengo que hacer ! Irma : Hacé lo que quieras. (Van a salir por lados opuestos. Antes Osvaldo se detiene) Osvaldo : Irma, ¿y la palomita ? Irma : ¿Que palomita ? Osvaldo ¡La Sandra... ! Irma : Todavía no salió del baño. Osvaldo : ¿No te parece que pasa mucho tiempo sentada en el inodoro ? Irma : Sale al padre. Osvaldo : ¡Yo no estoy todo el día en el baño ! Irma : ¿Quién sabe quien era? Osvaldo : La nena es de buen origen, se le nota en la piel, es suave y lisita. ¿Y viste el color de ojos que tiene? Irma : ¡Y el tamaño, con esas pestañas! Osvaldo : ¿Y como camina? Para mí, que va a ser modelo. Irma : (Sonríe y la imagina) Todavía es muy chiquita para saber. Osvaldo : Si, pero a ella se le nota que va a ser alguien importante. Irma : (La imita en movimientos y relata) ¡Ahora, con nosotros, una verdadera artista caminará la pasarela con verdadera gracia y estilo, me refiero a la monísima Sandra Santos, que luce... ! Osvaldo : (Interrumpiendo) ¡Ahí la cagaste! ¡Sandra Santos! No es nombre de una artista. (Moviéndose como una modelo) ¡Paloma Santos luce un ajustado vestido que le marca notablemente su fina cintura... ! Irma : ¡No te muevas así que me impresiona! Osvaldo : ¡¿A ver si te crees que la nena tiene esa gracia cuando se mueve por que salió a vos?! Irma : En el campo las mujeres no usan tacos altos ni se mueven como se mueven acá. Osvaldo : ¡Tampoco la Sandrita calza cuarenta y uno!. Irma : ¡Ni tiene la cintura fina que decís vos! Y cuidado que no se llene de granitos cuando tenga doce o trece años. Por que ahí se le acabó la carrera. (Pausa comprometida) Osvaldo : ¿Que estás diciendo, Irma? Irma : Mejor voy a abrir el quiosco, sino nos van a comer los piojos. Osvaldo : Vos no la querés a la nena. Irma : (Que iba a salir, se detiene) ¿Cómo? Osvaldo : Que no la querés, por que sino no te la imaginarías llena de granitos. Irma : Mirá Ovaldo, por que no dejamos este tema, ¿eh?. Y hacés lo que tenés que hacer. Osvaldo : ¿Y yo que tengo que hacer? ¿O vos me vas a mandar a mí ? Irma : Por mí, que se te mueran las palomas. Osvaldo : Vos siempre deseándole mal a todo el mundo. Irma : (Sin darle importancia, se dirige a Sandra que sigue en el baño) ¡Sandrita, vamos, salí que papi te está esperando para llevarte al jardín ! Osvaldo : ¿Qué hora es ? Irma : Tarde. ¿Pero qué querés que la saque del baño a los empujones? Osvaldo : Tuvo problemas con un nene en la escuela. Irma : La madre es una idiota, lo crió como a un maricón, yo me enteré porque fue el comentario de la carnicería. Al principio nadie se dio cuenta que había sido la Sandra la que le bajó el diente... Osvaldo : ¡Pobre palomita ! Irma : ...pero se dieron cuenta cuando le encontraron parte de la merienda del pibito en la mochilita de ella. Pero ya está todo solucionado: el nene por unos días no va a ir a la, escuela porque está hecho pelota, y dice la maestra que para ese entonces ya nadie se va a acordar del asunto. Osvaldo : Te dije que hay que ponerle algo más en la bolsa. (A Sandra) ¡Vamos, mi palomita, que papá tiene que atender a las palomas que están enfermas ! (Una especie de grito ininteligible se escucha desde afuera. Irma y Osvaldo se paralizan) Irma : ¿Se enojó? Momento cuarto En escena está Osvaldo desarmando el reloj con el que marca la llegada de las palomas de carrera. Se lo ve desmejorado y lento. Su vos ya no es la misma. Osvaldo: (Llama) ¡Irma ! ¡Sandrita ! Traéme un destornillador de los chiquitos que están en el galpón. (Con poco aliento) ¡Irma! Irma : (Desde afuera) ¡Ya va, Ovaldo, ya va ! Osvaldo : ¡Apurate! Irma : No lo encuentro. Osvaldo : (Intenta levantarse pero se tiene que apoyar en la mesa para sostenerse) ¡Está en la caja grande ! Irma : Ya lo encontré. Osvaldo : ¿Y?. ¡Traémelo! Irma : (Entrando con el destornillador en la mano) ¡Acá está, tomalo ! Y sepa el señor, que yo no soy adivina, y que ese galpón es un lío de cosas como para encontrar algo. Osvaldo : A mi me gusta tenerlo así, despelotado. Irma : La próxima vas vos a buscarlo. Osvaldo : Llamá a la Sandra, para que me ayude con esto. Irma : No está, se fue. Osvaldo : ¿Cómo que se fue ? ¿Adónde ? Irma : ¡Qué se yo ! Por ahí, a comprar un helado. ¿Qué necesitás ? Osvaldo : Nada. Tengo que arreglar este reloj, y no veo bien. Irma : Otra vez queriendo hacer trampas en las carreras. Ya la otra vuelta te pescaron y flor de papelón que pasaste. Osvaldo : Todos lo hacen. Irma : Si, pero a vos te pescaron. Osvaldo : Yo gané un montón de premios en los últimos años, y todos me respetan. Irma : (Con paciencia se acerca para ayudarlo) ¿Y ahora que querés hacerle al reloj ? Osvaldo : Atrasarlo, para que las palomas lleguen antes. Irma : Dame. (Osvaldo le pasa el reloj) La última vez que te ayudo. Y para que sepas, las palomas no llegan antes porque el reloj está atrasado. Osvaldo : Vos no sabés nada de deportes. (Pausa larga) Irma : El sábado la Sandra tiene un cumpleaños de quince. (Pausa. Irma le entrega el reloj arreglado) Terminá de armarlo vos. Osvaldo : (Armando el reloj) Esta vuelta no me van a pescar. Irma : Tiene que hacerse un vestido nuevo, el del mes pasado no le entra. Osvaldo : Estamos gastando mucho. Irma : ¿Tomaste los remedios? Osvaldo : ¡Avisá! Irma : ¿Vos te viste como estás? Parecés un pescado. (Le prepara el medicamento) Tomá, que esto te hace bien. Osvaldo : Estoy un poco resfriado, nada más. Irma : A la nena cada vez que te mira le agarra risa. ¿O no te diste cuenta ? Osvaldo : Este remedio es un asco. ¿Quién te lo recetó? Irma : Un médico. Osvaldo : (Fastidiado, se levanta con dificultad) Me voy al palomar. Irma : Seguí vos con esas palomas de porquería que te van a enfermar más de lo que estás. Osvaldo : Las palomas tienen el mal del ala y yo tengo brazos. Cuando las cure no voy a necesitar arreglar el reloj para ganar. Irma : Va a ser mejor que te deshagas de todas, antes de que te maten. Osvaldo : Yo no voy a dejar el deporte. (Intenta salir) ¡Sandra, palomita, vení ayudame a subir al palomar ! Irma : No está, salió, ya te lo dije. Yo te ayudo. Osvaldo : ¡No! No quiero. (Se sienta nuevamente) El mal del ala es fácil de curar: agua fresca con una aspirina disuelta dos veces por día y unas gotas de estetra...(sufre un ataque de tos)...traciclina...(Se va calmando) y asunto terminado. En un par de días vuelan. Irma : Vos te ocupaste más de las palomas que de tu hija. Osvaldo : ¿Quién dijo? Irma : ¡Yo digo! Osvaldo : ¿Y vos quién sos? Irma : La madre de Sandrita. Osvaldo : ¡Avisá...! Irma : ¡Te vas a morir y tu hija ni se va a acordar de vos! (Pausa larga) Osvaldo : ¿De quién es el cumpleaños de quince? Irma : De esa flaca esquelética de la esquina. Osvaldo : Llamá a la Sandra, decile que venga que quiero hablarle. Irma : ¿De que ? Osvaldo : ¡Vos llamala! Irma : Apenas podés con tu alma y todavía querés hablarle en secreto. Osvaldo : (Con voz cada vez mas lastimosa) ¡Sandra...! Irma : Es inútil, no te va a escuchar. Está lejos. Osvaldo : ¡Sandra...! No puede ir a ese cumpleaños. El padre de esa piba es mi enemigo. Irma : ¿Que decís, Ovaldo? Osvaldo : Ese también es colombófilo como yo, y es un ladrón de pichones. Me robó de las mejores yuntas... La Sandra no puede ir a ese cumpleaños... (Sufre un acceso de tos) Irma : Calmate, Ovaldo. Te dije que te iba a hacer mal tanta paloma. Osvaldo : La Sandra debería llamarse Paloma... Irma : A tu mamá le gustó más Sandra. Osvaldo : Te dijo eso para no contradecirte. Pero siempre dice que si llega a ser una artista tiene que llamarse Paloma Santos. Irma : De todas maneras la nena la odia. Osvaldo : (Tosiendo) ¡Andá a lavarte la boca antes de decir lo que decís! Irma : De veras. Dice que se le va sentar arriba y la va a aplastar. Y siempre le dice vieja de mierda, nunca la llama abuela ni nada. Osvaldo : ¡Se lo dice cariñosamente! Irma : El otro día..., vos no estabas..., menos mal..., ¿viste que muchas veces vomita después de comer?, bueno, yo la vi y le adiviné la intención... y la mande al baño, sino lanza todo arriba de tu vieja. ¡Y a propósito!, yo me avivé. Osvaldo : Mi Paloma no haría eso. (Se escucha un portazo, unos sonidos guturales casi palabras, otro portazo) Irma : Ya llegó. Osvaldo : Se volvió a encerrar. (Pausa) Voy a la terraza. Irma : Subí con cuidado. Osvaldo : (Deteniéndose antes de salir) Debe haber un gato por acá. Todos los días me falta una paloma, pero no veo plumas. Irma : Que raro, ¿no ? Osvaldo : Si, raro. (Sale) Irma : (A Sandra) Sandra, ¿estás bien, mi amor ?. Dice tu papá que te va a comprar el mejor vestido para la fiesta de la flaca de la esquina. Vas a parecer vos la que cumple quince. ¿Pero, sabés una cosa ? Está un poco celoso y tuve que convencerlo para que te dejara ir. Dice que todos te van a mirar, y que..., bueno, como ya estás en edad...de tener novio. ¡Me hizo reír tanto! (Se escuchan sonidos guturales) ¿Te enojaste ?...También llamó la abuela. (Se repiten los ruidos) Dice que sos muy chica para salir de noche y que te puede pasar algo. (Se escucha abrir y cerrar una puerta y pasos fuertes. Irma retrocede) Pero no le hagas caso, a mi no me importa lo que dice esa vieja. ¿Viste que tu papá está muy enfermo ? El mal de la paloma tiene. Dijo el dotor que si no se aleja del palomar se va a ir consumiendo de a poco hasta desaparecer. Pero vos no te preocupes que yo me voy a encargar. (Se oyen golpes secos) Yo no quiero que vos te contagies entonces pensé que..., pero parece que hay un gato en la casa que me está ahorrando el trabajo y hace desaparecer todos los días una paloma. ¿No lo viste vos?... ¿Sabés una cosa, Sandri...? No hay que hacerlo renegar al papi, por que él está muy mal, pero que él no tenga más palomas me parece muy bien...(Palabras ininteligibles se escuchan desde otra habitación. Irma siente mucho miedo y se paraliza. Se escucha la voz de Osvaldo). Osvaldo : (En off) ¡Irma, que está pasando ahí, que hay tanto barullo ! Irma : (Reaccionando) ¡Nada, Ovaldo, estoy charlando con la Sandra! Y no grites que te hace mal. (A Sandra) ¿Viste cómo se pone? Quiere estar en todo. ¿Sospechará algo? Osvaldo : (En off) Traéme las aspirinas que me las olvidé. Irma : ¡Ya va, Ovaldo, enseguida te las llevo! (Busca en un cajón de la mesada) Ya subo. (A Sandra) Quedate tranquila que mamá está con vos. (A Osvaldo) ¿Cafi o Bayaspirina? Osvaldo : (En off) ¿Vos me estás cargando a mí? Irma : Ya subo. Osvaldo : No, no subas que acá encontré unas Irma : ¿Viste, Sandra ? Se olvida de todo. Es lo que les pasa y se van poniendo cada vez peor. Se ponen flacos como lauchas, se les cae el pelo, aunque tu papá era..., digo es pelado, pero se les cae el pelo de todas partes. (Señala los genitales) ¿Vos me entendés, no es cierto ? (Se escucha a Osvaldo bajar la escalera) Osvaldo : (Todavía en off) ¡Ayudame, Irma, que estoy cansado! Irma: ¡Quedate tranquilo que ya voy ! (A Sandra) Vos también quedate tranquila, hijita. (Sale) Irma : (En off) Apoyate en mi brazo para no caerte . Osvaldo : (También en off) ¡No me digas lo que tengo que hacer! Irma : (Entrando) ¡Entonces arreglátelas solo! Osvaldo : (Entrando a duras penas) ¿Para que me casé yo, eh? Irma : (Preparándole el remedio) Tomá, Ovaldo, que hoy no lo tomaste ni una sola vez. (Osvaldo toma el remedio casi sin fuerza. Un revoloteo de palomas, golpes y una voz destemplada se escuchan con potencia. Osvaldo, desesperado intenta salir nuevamente, pero Irma lo detiene). Osvaldo : ¡Es el gato, Irma, dejame ir! ¡Es el gato!. Momento quinto Está Irma limpiando y Osvaldo sentado en una silla de ruedas tapado hasta el cuello con una frazada. Parada en el respaldo de la silla, una paloma. Irma : Ahora te doy el remedio, parece que te hizo bien, hoy estás más vivaracho. (Osvaldo apenas levanta la vista para mirarla. Irma deja lo que estaba haciendo y le acerca el remedio, Osvaldo, con poca fuerza, da vuelta la cabeza) Irma : ¿Querés tocar la palomita ? (Toma la paloma y se la acerca) Tocala, total está embalsamada y no te hace mal. Era tu preferida. La única que se salvó. (Se la deja sobre las piernas) ¡Bueno, tomás el remedio o no! (Osvaldo, resignado abre un poco la boca, Irma aprovecha para meterle la cuchara adentro) Ya queda poco y no creo que necesites mucho más. Osvaldo : (Con voz apenas audible) Sacame ese bicho de encima. Irma : (Sacándole la paloma y colocándola en el respaldo) Es una paloma, no un bicho. Osvaldo : ¡Sos una hija de puta, Irma ! Irma : Si te escucha tu mamá decir malas palabras. Osvaldo : (Agitado) ¡Dejá descansar a mi vieja en paz! Irma : Hablás como si se hubiese muerto. (Osvaldo, indignado, trata con gran esfuerzo de pararse, pero Irma lo sostiene) ¡Estás loco vos ! ¡ A ver si te caes y te matás! Te golpeas la cabeza contra el piso y te partís el cráneo. Y después todos se van a creer que yo te partí un palo encima. ¡No, señor, ud. se me queda quietito en la silla, que para eso estoy yo, para servirlo hasta el último momento !. (Pausa larga. Irma se aleja unos pasos y lo mira con reproche) ¡Mirá que pinta de padre! ¿Querés que te diga la verdad? Vos no fuiste un buen padre, por eso a la Sandra le pasa lo que le pasa. Ella no es mala, ni rara como decía tu mamá Ella solo tiene hambre porque tiene el estómago agrandado ¿Y eso es pecado, acaso? ¡Es pecado tener hambre! Ahora estamos sin las alegrías que nos daba la nena con sus charlas, con sus juegos, ya no nos dirige la palabra Es tan inteligente. Deja a todos asombrados. (Osvaldo se cae hacia adelante pero Irma lo ataja en el aire) ¡Claro, vos te pones nervioso, pero la chica sufrió mucho! Y ahora vos parecés la víctima. ¡La Sandra fue la víctima! (Pausa) Y yo.... Y vos siempre con tus palomas. Bueno, muy bien, ahí tenés a tu paloma preferida, rellena de algodón Osvaldo : (Mirando de reojo a la paloma embalsamada) ¡Sacame de acá a ese pájaro ! Irma : Es una paloma, no un pájaro. (Continúa con la limpieza) Por lo menos no come ni ensucia. Ahora y para variar el único que jode y ensucia sos vos, que te hacés todo encima. (Osvaldo trata de decir algo pero lo abandonan las fuerzas) ¿Y quién te limpia ?...,¡yo! ¿Quién otra iba a ser tan estúpida? ¡Ni tu vieja te hubiese cuidado tanto como yo! Pero, aunque quisiera ahora no podría, con la cuadriplegia uno no se puede mover, y es así nomás, por más que uno quiera, dicen, por más esfuerzo que uno haga, ni se mueve, quietito se queda, aunque tu mamá habla con la mirada. El otro día, la fuimos a visitar con la Sandri ¡Vieras los ojos que puso cuando la vio, se le salían de las órbitas! Osvaldo : (Agotadísimo) ¡Estoy muy cansado, Irma, llevame a la cama! Irma : (Sin darle importancia) ¿Sabés que pasa con tu vieja ?... Que ella nunca la quiso a la nena, y eso los chicos lo notan La Sandra quería hacerle un mimo a tu mamá, un chiste digamos, un mimo y un chiste a la vez, eso quiso. Los chicos no entienden que los viejos son débiles. Osvaldo : (Con un hilo de voz) ¡Basta, Irma, basta ! Irma : Ella no pensó que ya era grande como para que la abuela le haga upa. ¡Pobre vieja ! Y para colmo, la Sandri, una vez que tu vieja estuvo en el suelo, ella, para jugarle, empezó a saltarle encima. ¡Tenías que ver que escena! ¡Para el recuerdo! ¡La nena cantaba no sé que canción y tu mamá la acompañaba gritando no se que cosas ! Pero, por suerte yo me di cuenta de que algo raro pasaba y la saqué a la Sandri de arriba de tu mamá por que la estaba lastimando con las uñas, la vieja de mierda... (Osvaldo con un gran esfuerzo trata de pararse pero cae nuevamente en el sillón) ¡Quedate tranquilo, Ovaldo que te va a hacer mal! (Se le acerca y le acomoda la frazada, Osvaldo la mira con ojos desorbitados) Yo se que te duele que diga esto de tu mamá, pero es la verdad y tenés que enterarte : Tu vieja, mientras la nena jugaba, le quería arañar la cara. No quería decírtelo, pero la nena es todo amor..., aunque nunca se llevó bien con tu mamá, esto también hay que decirlo, porque... (Osvaldo, en un esfuerzo sobrehumano, hace funcionar la silla de ruedas y la dirige con toda furia hacia Irma. Esta con agilidad lo esquiva y ataja la silla por el respaldo antes de que esta se estrelle contra una pared, Osvaldo por la frenada cae hacia adelante desparramándose en el suelo. Irma, con tranquilidad, lo levanta como si fuese un trapo, lo acomoda nuevamente en la silla y lo tapa. Osvaldo, absolutamente inerte, deja que Irma accione) ¡Te dije que no levantes velocidad con la silla, que es peligroso ! ¡Un día de estos te vas a matar vos ! ¡Y mirá que ejemplo para Sandrita: tu paloma ! (Osvaldo se vuelca hacia adelante) Te voy a dar lo último que queda del remedio. (Llena una cuchara, tomándolo de la frente le levanta la cabeza, quedando Osvaldo con la boca abierta. Irma aprovecha la oportunidad para introducirle el remedio y con la otra mano apretarle el maxilar inferior contra el superior) ¡Ahora vas a estar bien! Ya no hay más remedio. Momento sexto y Ultimo momento El ambiente está iluminado por unas cuantas velas estratégicamente distribuidas. En escena se puede ver a Osvaldo, desnudo, acostado boca abajo en una enorme cama. Está inmóvil. Irma, enérgica, amontona unas sábanas supuestamente sucias y se dispone a poner unas limpias. Irma : Disculpame, Ovaldo, pero te cambio las sábanas a cada rato por que das olor y se impregna en la tela, viste. Yo no se que te pasa, pero seguro que no es bueno. No quiero asustarte, pero vos no estás bien, estás como demasiado chico. Me parece que te hacen falta vitaminas. Un día de estos llamo al médico para que te dé algo. Bueno, ahora date vuelta que te paso alcohol en el pecho. (Osvaldo no reacciona) ¡Dale Ovaldo, que yo tengo que hacer...!, ¿o que te pensás vos ?....¡Ayy...,perdoname ! ¡De veras que no te podés mover ! ¡Te debés estar asfixiando boca abajo! Ahora te doy vuelta. (Se apresura a darlo vuelta. Osvaldo sin movimientos propios queda boca arriba con los ojos fijos clavados en el techo. Irma le pone la mano en el corazón) ¡Late ! Menos mal, porque sabés lo que es para una chica como la Sandra quedarse sin padre a su edad, y además con lo que ella está pasando, en plena adolescencia, ella que es todo sentimiento tener que estar así..., todos dicen que vale lo que pesa... (Pausa en la que lentamente Irma comienza a reír, primero tapándose la boca, luego a carcajadas desenfrenadas) Disculpame, pero pensé que...,(Sigue riendo)...que si...me dan lo que pesás en oro..., tengo que poner plata encima. Pero no te hagas problemas que todavía tengo unos ahorritos. (Toma una botella de alcohol y le rocía el pecho, luego lo frota con fuerza produciéndole un movimiento ascendente y descendente absolutamente involuntario) ¡Pero Ovaldo, mirá como te movés! (Le imprime todavía más fuerza agrandando el movimiento. Osvaldo sigue inmutable con la mirada fija, mientras salta cada vez mas. Irma se entusiasma y los saltos de Osvaldo son como si estuviera en una cama elástica. Irma se excita. Sube a la cama se ubica al lado de Osvaldo y en cuatro patas comienza un movimiento ridículamente sexual que hace que el cuerpo de su marido la acompañe rítmicamente. Irma comienza a proferir gemidos que luego se transformarán en gritos de placer hasta terminar en un enorme orgasmo). Irma : ¡Ay, pero, pará..., pará..., que vos ya no estás para estos trotes ! Y por más que te muevas, ¿a quién vas a calentar vos ? (Ríe con ganas incontenibles, toma la sábana que tenía preparada y lo tapa) Mejor te tapo. Lo único que faltaba es que te resfríes. ¡Ja, sobre llovido mojado! (Pausa) ¡Casi volás, de como saltabas en la cama! (Pausa) ¿Nunca te dije que muchas veces tuve quejas de los vecinos por tus palomas ? Me decían que le cagaban la ropa tendida en las terrazas, y yo les decía : ¡Eso no puede ser, porque las palomas del Ovaldo están todas amaestradas ! Hacen caca antes de salir a volar, y bien cortitas que las tiene. Una vez una no le obedeció y le retorció el cogote adelante de todas, les dije. (Pausa. Se le acerca para mirarlo bien a la cara) Vos no estás bien. (Le saca los brazos fuera de las sábanas y se los coloca a los costados del cuerpo) Así se te ve mejor..., o más..., por lo menos se te ve más. (Lo mira como a un cuadro) Ahora estoy más tranquila... (Ríe pícara) (Se para a los pies de la cama) Yo siempre pienso: ¡Qué vida la nuestra... ! ¿No... ? ¡Linda..., claro !. La nena que creció sanita..., ya está en edad de noviar..., creo que tiene un candidato, pero yo todavía no la dejo. Esta todo bien, pero no quiero tener inconvenientes. El otro día se me quejó la madre del Carlitos Espósito porque dice que le tuvieron que dar tres puntos en la boca al chico después de un beso que le dio la Sandra. Para que se meten con ella, como la ven así, no sé que se piensan. Como ella es tan dada. ¡Los muchachos de la esquina la adoran!. Nosotros la criamos con todo el amor del mundo..., y eso se nota. (Osvaldo apenas mueve la cabeza) ¡No te muevas, Ovaldo que te va a hacer mal ! (Osvaldo para el movimiento y la mira interrogante) (Pausa larga. Silencio e inmovilidad. Luego, Irma se adelanta un paso. Se agacha para mirarlo mejor) Esperá un poco, Ovaldo, que ya debe estar por llegar la Sandri. (Osvaldo emite un sonoro eructo. Irma retrocede) ¡Aguantate, Ovaldo, hasta que llegue la nena ! ¡No te mueras ahora ! (Silencio) ¿Te impresionan la velas? Ahora las apago. (Lentamente apaga cada una de las velas, quedando la escena iluminada por un azul pálido. Terminada la tarea Irma vuelve a los pies de la cama y a tomarse las manos por delante) Ya está. Son las velas que quedaron del quiosco. ¿Te acordás del quiosco? Sobraron un montón. Por eso las uso, y de paso ahorramos luz. Pero tenés razón, parecía un velorio. (Pausa corta) La Sandri te adora a vos. A los compañeros les habla siempre, les dice de las palomas, de las carreras, de todo les dice. Dice que cuando venga te va a dar un abrazo que te va a matar. (Osvaldo con ímpetu sobrehumano se para en la cama y cae temblando, en los brazos de Irma) ¡Pero, Ovaldo, estás más vivo de lo que pensaba! (Se da cuenta de que tiene convulsiones) ¡Ay no, Ovaldo, tenés convulsiones, el mal de la paloma, te dije yo ! (Lo acuesta nuevamente y lo tapa, luego le saca los brazos afuera. Se retira y lo observa detenidamente) Quedate tranquilo que muy pronto vas a poder ver de nuevo a tu paloma. (Osvaldo comienza a gesticular con el brazo izquierdo, como si quisiera decir algo. Irma rápidamente se adelanta, Osvaldo intenta hablar, las luces bajan hasta el oscuro total) Post Mortem En el escenario, solo una mesa y un par de sillas. Sobre la mesa pan, queso y un cuchillo. Ruidos en off y la voz de Irma. Irma : ¡Bueno, pero quedate tranquila! ¡No, no, no..., está bien, calmate! ¿No se te puede hacer un chiste a vos ? ¡Caramba, que chica esta! (Se escuchan más ruidos y sonidos guturales. Irma aparece en escena en silla de ruedas en cuyo respaldo hay una paloma embalsamada. Pasea y juega por todo el espacio) Después de todo la pasó bastante bien tu papá. (Corre con la silla en distintas diagonales) No se puede quejar. Nunca le faltó nada : Se casó, siempre tuvo trabajo, criamos una nena hermosa y a las palomas. (Se detiene en proscenio). Pero se murió el Ovaldo, se lo comieron las palomas. Ahora siento como..., no sé..., como algo acá en el pecho que me aprieta, ¿Qué será...? Yo sé que hubieras necesitado un padre...., por más tiempo, claro. Aunque sea estropeado como estaba. El se preocupaba por vos..., si, pero... (Se escuchan ruidos) Sandri...,¿estás en el baño?. Te voy a llevar un sánguche así te entretenés. (Prepara el sánguche) Ya va mi palomita, coma este sánguche, así no se debilita ni usted ni su bebé, ahora que está esperando familia tiene que alimentarse mucho más. Ah ! Si tu padre estuviera vivo que feliz estaría de tener un nieto. (Mueve la silla a velocidad y sale. Se escucha en o off la voz de Irma) Alguien que continúe su apellido, pero si es nena le vamos a poner Paloma, Paloma Santos, nombre de artista. ¿No, hijita? APAGON FINAL
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