Una famosa diva llamada Alicia decide vender su suicidio a famosa
periodista de televisión llamada Monina Monet, buscando levantar aún más el ráting
que su figura dispara.
Además de la entrevistada y la entrevistadora, se verá en escena, por
pantalla de televisión, una suerte de reconstrucción de enredos sentimentales
que la llevaron a tomar esa decisión,
que al final es falsa, dado que es un suicidio producido pero que no va a
consumarse. Desde la pantalla dialogan con ella distintos personajes: amantes,
familiares, reconocidas figuras del
espectáculo y de distintos ámbitos profesionales, que le dan “emoción y
golpes de efecto” al suicidio prefabricado.
Un verdadero duelo para dos actrices, una obra cruel, negra, que, en tono
de comedia irónica, reedita la relación de la audiencia con los medios (ya
trabajada por la autora en Jardín de Otoño y otras obras) pero esta vez de
manera más extrema y sarcástica.