Fragmento
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NEGRO: Está viejo Arrozal. Hay más polvo que revoques. De mañana, con el sol a contrapelo de los pastos, parece que hubiera nevado tierra toda la noche. Qué seca que hay.

MERCEDES: ¿Y la plaza? ¿El campo de tu hermano? ¿La capillita?

NEGRO: El pueblo está cansado. Se han ido yendo de a poco todos. Detrás de nosotros se fueron varios, y con la seca del año noventa siguió la disparada. Quedan un par de viejos, retorcidos de tanta agua y tanta seca, está el cura... La plaza se llenó de espartillo y de paja brava, adentro viven todas las alimañas del mundo. Nadie se anima a cruzar por ahí. En el campo, vos viste, los bichos se dispersan, ahí se amontonan. De noche da miedo: se escuchan bichos que nadie conoce.

MERCEDES: No me lo puedo imaginar.

NEGRO: La campana de la torre se desmoronó, como veía Pedrito. Cayó directamente hacia abajo y se enterró medio metro en el piso de baldosas. Cuando llueve o cae piedra, la campana suena como un arrullo de mil palomas y se hace eco a sí misma en la torre rota. En todo el campo alrededor del pueblo los animales quedan como hipnotizados. Los bichos de la plaza se callan de golpe.


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