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EL
COFRE DE LAS COSAS ABANDONADAS
Hoy
he abierto ese cofre inmemorial donde
desde hace tantos siglos todos metimos algo. Metimos
los errores, las bodas y el acaso. Los
zapatos gastados de trepar el exilio. Los
sombreros de fiesta y las bodas del pájaro. Rostros
en el silencio de sus sutiles gestos, violines
rotos justo en pleno movimiento, danzas
irremediables que salen a mi encuentro. No
pregunto qué guarda este botín sin reino. Es
el sobreviviente del diluvio de mi pueblo. Relojes
en la piedra incendian el incendio y
de una foto sepia sale el bosque de un cuento. Hoy
he abierto ese cofre inmemorial no
para recordar sino para soñar. Aquellas
raras olas de ese mar tan incierto mueve
el cofre gestos que llegan a mi puerto. Quien
reconoce signos en su historia encendida puede habitar cantando el Árbol de su vida. |
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