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Sólo cuatro actores resuelven escénicamente esta pieza, una de las
obras mas representadas en la Argentina en los últimos años. Mas de
cincuenta versiones en el teatro profesional y en el independiente, y una
cantidad innumerable de puestas en escuelas y talleres, que la han adoptado
como material adecuado para sus objetivos didácticos entre jóvenes actores.
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La acción se sitúa en un suburbio, durante un día de carnaval a
fines de la década del '50. Sus protagonistas: cuatro niños entrando a la
pubertad, -dos hombres y dos mujeres- vivirán en ese día su rito iniciático,
su entrada al mundo de los adultos, con sus pasiones, su dolor, y el
inevitable contacto con la traición que irrumpe en aquel paraíso
perdido.
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Misterix fue, durante muchos años, el superhéroe de historietas con
el que fantasearon los chicos argentinos. Ese Lord Inglés con su pila atómica
-equivalente aquí al mas perdurable Superman- marcó, con sus entregas
semanales, a toda una generación.
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Rubén, protagonista de esta pieza fantasea con su ídolo, y elabora
-durante la hora y media que dura la obra- su problemática preadolescente
imaginándo ser aquel héroe omnipotente. En su fantasía convierte a sus
amigos en personajes de una historieta que se desarrolla en su imaginación, y
así -alternando los planos
de la realidad con los del ensueño- se cuenta esta historia de amor donde el revival de la época, con sus modas fugaces, sus costumbres, y su música
se convierten en el eje que anima el espectáculo.
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Instalada francamente en el campo del humor y la nostalgia Chau
Misterix -con versiones también en Uruguay, Chile, Perú, Ecuador,
Venezuela, Colombia, México, y Estados Unidos-, resulta
por su temática y estilo un material fácilmente adaptable a cualquier
idiosincrasia.
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